Eliu y Shakti, un binomio de armas tomar. Dos seres que salen del mutualismo de lo que es una relación de pareja y muestran dimensiones que coquetean con el realismo mágico; el buen cine de Orson Welles y hasta el suspenso de Alfred Hitchcock.
Sin exagerar ni un poquito, he visto cada uno de sus vídeos al menos cinco billones de veces, y cada vez que lo hago, me río como la primera vez. Sus creaciones aportan a quienes lo ven, un lugar seguro, un sitio en el universo de las redes sociales donde puedes regresar siempre.

Eliú y Shakti, podrían ser en algún universo paralelo, una replica de Romeo y Julieta; donde uno de los dos, pasaría a mejor vida, porque su media naranja se rebelaría contra el guión de un tal William Shakespeare, ya que parerá poco practico usar un puñal. Sin embargo, en este Eliuverso o Shaktiverso, son una especie de agujero negro, porque dentro de ellos hay millones de galaxias, encerradas en la divina extensión de su creatividad.
La pareja más aburrida del mundo, es una parada obligatoria en la revisión de contenido en Instagram y si se quiere, son un oasis dentro de tanto desierto de bailes prefabricados y doblajes sin sentidos.

Querido lector, si usted ha llegado hasta aquí, lo felicito, ya superó la barrera de las pocas líneas que puede leer la generación de crístal; que aparte de delicados, son incapaces de ir más allá; como un mar muy extenso, pero poco profundo. Estimado ratón de biblioteca, aplausos para usted, porque la lectura, así sea de cosas sin sentido como este texto, es poco común. Seguimos en este sendero de letras con deficit de atención.
Ellos como pareja, salieron del esquema tradicional de revelar su intimidad a cambio de vistas. Ellos no venden una relación útopica; aunque presentan de vez en cuando una quimera de bolsillo. Eliu y Shakti, muestran su visión de historias que podrían pasarle a una pareja con tedio del planeta tierra; bajo un humor casi vitreo, por no decir esa palabra que ofendería a los exponentes de la generación de cristal, que seguramente no llegarán a esta parte del escrito por su inconmensurable flojera.

Con vídeos que pasan desde la secta parasitaria del Netflix; los amigos veganos; la ex que le gusta palpar extremidades inferiores; primos que evocan tentaciones y discusiones por besos del pasado. Todo un caralogo de genialidades disparatas.
No les voy a negar, que este es el texto más aburrido del mundo, pero mi intención es rendirle un sencillo tributo, a las dos personas que me devuelven la fe en las redes sociales y en los creadores de contenido. De quienes soy seguidor, fan y un adicto a sus ídeas. Felicidades a la pareja más adictiva del mundo.