Hay historias que se quedan entre líneas, fragmentos que invitan a expandir una narración en busca de sus secretos. «The Last Voyage of the Demeter», dirigida por André Øvredal, pretende precisamente eso: desentrañar un capítulo olvidado de la novela «Drácula» de Bram Stoker. Sin embargo, su intento parece sumirse en aguas turbulentas.
La película se centra en el viaje de Demeter, el barco que transporta al Conde Drácula desde Transilvania a Inglaterra. Aunque la premisa promete, la cinta tropieza con sus propias decisiones narrativas.
Sorprende que el título omita por completo cualquier referencia a Drácula. Y aunque esto podría entenderse como una decisión audaz, el filme se pierde en su ambición.
El mayor pecado de la cinta es presentar al Conde Drácula en su forma monstruosa de principio a fin. Aquí, se olvida del encanto y la seducción que emana el personaje en su dimensión humana, ese que ha atraído a generaciones desde su creación. La esencia del personaje queda reducida a un mero monstruo, privando al espectador de los matices y complejidades que lo han hecho icónico.
Aunque la película brinda sustos y escenas de terror bien logradas, aquellos que esperan los clichés tradicionales del género se sentirán defraudados. Las reglas no se aplican aquí, y si bien eso podría ser refrescante, se siente más como una elección arbitraria que una apuesta innovadora.
No obstante, hay que reconocer que la cinta puede sembrar la semilla para futuras adaptaciones. Si un solo capítulo de la novela original pudo dar vida a una película completa, ¿qué no se podría lograr con una serie televisiva que explore la rica mitología del universo de Stoker?
A nivel técnico, la película brilla con luz propia. La fotografía es impecable, y las actuaciones, en particular las de Corey Hawkins y Aisling Franciosi, son destacables. Sin embargo, el guión se convierte en su talón de Aquiles, dejando al espectador con una sensación de vacío y desencanto.
«The Last Voyage of the Demeter», o «Drácula: Mar de sangre» como se le conoce en Hispanoamérica, es una travesía con altibajos, una aventura que pudo haber sido épica, pero que naufraga en sus propias decisiones narrativas.