Una promesa entre espinas y pétalos (Temporada de flores – Parte 3)

Jacinto caminaba feliz hacia su destino, celebraba en silencio que la dirección que le dio Violeta estaba bastante cerca de donde vivía, así que vestido con su mejor camisa y su pantalón que usaba en ocasiones especiales iba feliz escuchando en sus audífonos la canción Hook de Blues Traveler.

Viene del artículo https://ciudadbizarra.com/cronicas-bizarras/el-atentado-a-las-flores-parte-2/

En su cabeza retumbana la parte de la canción que decía.

Because the hook brings you back
I ain’t tellin’ you no lie
The hook brings you back
On that you can rely

Tocó la puerta y abrió casi de inmediato Violeta, ella lo miró fijamente y sin poder contener la risa se río de los atuendos de Jacinto. Ella cargaba un sweater evidentemente colo violeta y con un adorno sumamente rídiculo que asemejaba una flor gigante, cuyos pétalos descansaban en su hombro. Jacinto siguió con la mirada y se percató que ella sólo tenía eso puesto.

Ella casi de inmediato le dijo «Houston llamando Jacinto, aquí la tierra»; el de inmediato reaccionó y pasó adelante de la casa de esta misteriosa mujer y en su interior pudo ver muchas cosas relacionadas con los Beatles, desde cuadros hasta discos de vinil pegados en la pared y en el fondo sonaba Come Together.

He say I know you, you know me
One thing I can tell you is
You got to be free
Come together, right now
Over me

Ella sin mediar palabras se lanzó encima y se trepó a él con una habilidad felina, ya encima de él, empujó la puerta con una mano y al escucharla cerrarse detrás de Jacinto comenzó a besarlo, como si en cada beso ganará una bocanada de aire llenó de alicientes de todo tipo.

Lo que pasó a continuación, era algo que Jacinto nunca había sentido nunca y que Violeta estaba cansada de producir en los hombres y en una que otra amiga. Sin embargo de la nada, ella se detuvó y le dio dos opciones, la primera era seguir en su momento pasional, la segunda era de pasar la noche hablando y conociéndose.

Violeta sonrío y le digo «Excelente Jacinto, elegiste la opción correcta, sigues en el juego baby» y ahí comenzó una conversación que terminó al día siguiente. Ella contaba elementos de su vida y de sus aventuras en países como Holanda, Francia, Alemania, Bélgica e incluso le contó cuando trató subir al Everest, pero un accidente con material inflamable, no le permitió cumplir su sueño de ser una de las primeras de su estirpe en llegar a la cima.

Jacinto se limitaba a oir todo lo que decía, aunque sonaba todo a leyendas urbanas, él le creía, ya al menos sabía que Violeta era escaladora profesional y que era evidente, que ella, no era de esos lugares playeros de Miami.

Casi al amanecer, ella lo llevó al patio de la casa, encendió una fógata y dijo «tengo conmigo varias partes de las flores que pude quitar cuando trabajamos juntos, voy a quemarlas y haremos una promesa, nuestra historia seguirá en la próxima temporada del día de los enamorados, ya que mañana me iré por un año». Jacinto sólo asintió con la cabeza y ella lanzó todas las flores al fuego.

Jacinto y Violeta amanecieron abrazados, mientras que otras partes de Estados Unidos, los regalos que dejaron ambos, causaban risa en algunas chicas que leían sus mensajes; otras se les encendía la suspicacia y al revisar a fondo, se daban cuenta que su amor de su vida estaban saliendo con otra. Fue una mañana infernal para el warehouse de las flores, pero una muy feliz para este par de personas que estaban comenzando una historia mágica.

Jacinto prometió que no revisaría las redes sociales, para averiguar que hacía Violeta y que sería una persona muy diferente cuando se volvieran a ver. Ella le prometió contarle la historia por las cuales ella decidió hacer esa venganza contra las flores.

En el fondo sonaba una canción de Hello Goodbye de Los Beatles.

You say goodbye and I say hello.
(Hello, goodbye. Hello, goodbye.)
Hello, hello. (Hello, goodbye.)
I don’t know why you say goodbye,
I say hello.
(Hello, goodbye. Hello, goodbye.)
Hello, hello. (Hello, goodbye.)
I don’t know why you say goodbye.
(Hello, goodbye.) I say goodbye.